Las grandes empresas son instituciones internacionales interesadas en vender sus productos dejando de lado para ello cualquier consideración moral. Durante una guerra, una compañía puede hacerse millonaria si se decanta por una de las partes en conflicto pero, si sabe jugar en ambos bandos, el negocio resultante puede ser billonario. Esto último hizo Coca-Cola en Europa durante la Segunda Guerra Mundial cuando, tras el inicio de las primeras batallas, fue imposible importar a Alemania los ingredientes de la bebida.
Siendo así, se encontraban con el problema de tener una fábrica parada a falta de materia prima. Max Keith, gerente de Coca-Cola Company en Alemania, decidió que lo mejor sería buscar otros ingredientes y fabricar una nueva bebida para no tener la maquinaria parada. Keith contrató un químico al que encomendó una simple misión: inventar una bebida de fabricación sencilla que tuviera como ingredientes productos disponibles en Alemania. Schetelig, que así se llamaba el químico, visitó una fábrica de sidra y tomó nota de toda la materia sobrante del prensado de manzanas que allí desperdiciaban. En otra fábrica se fijó en todo el suero que sobraba de la fabricación de quesos. Haciendo un poco de magia en el laboratorio, Schetelig logró darle un sabor aceptable a esa mezcla.
El siguiente paso sería convencer al consumidor de tomar esa cosa, por lo que se dispusieron a bautizarla. El nombre Fanta fue sugerido por un comercial de la empresa tras un concurso entre los empleados alemanes, en el cual Keith les había pedido dejar volar sufantasie (fantasía en alemán, claro). Una vez elegido el nombre, Coca-Cola comenzó una exitosa campaña de márketing como siempre ha sido su costumbre, aún más si cabe en la Alemania de la época.
Esa primera Fanta podría considerarse de manzana, ya que en la mezcla ese sabor era el que más destacaba, y tenía un color amarillento, aunque durante la guerra el sabor variaba según los ingredientes que estuvieran disponibles.
El éxito se propagó a los paises conquistados y, al no ser extraño que se hayan ayudado para fabricarla usando mano de obra "conquistada", se acusa a la marca de ser producto del nazismo aun cuando el estado alemán le propuso a Keith ser dueño de Fanta y este lo rechazó siendo fiel a la compañía. Incluso se dice que rechazaba participar en eventos nazis hasta el punto de ser difícil imaginar cómo esa conducta era tolerada por el estado.
Con esto, la compañía sacaba grandes beneficios de vender Coca-Cola en el bando aliado y Fanta en el bando nazi.
En la postguerra, Coca-Cola llevaría a Estados Unidos la marca y el concepto de refresco de frutas haciendo de Fanta la marca conocida que es hoy, siendo la más vendida la de naranja aunque existen más de setenta sabores disponibles. Incluso eventualmente se lanzan nuevos sabores que son retirados a los pocos meses, por ejemplo en el caso de Juegos Olímpicos.
Sin duda, una historia curiosa. No podía dejar de ponerla.
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Publicado por VRedondoF para CdC el 8/02/2012 03:03:00 AM