Ha tenido la hegemonía durante años pero los tiempos cambian y ha sido desbancado por su hermana fea. El encaje y los tejidos finos han pasado a la Historia. Y para decepción de los amantes del minimalismo íntimo, también el tanga. Ande yo caliente, y con un culotte cubriendo las nalgas, ríase la gente. El Salón Internacional de la Lencería que se celebra este fin de semana en París celebra oficialmente la muerte de la prenda. Durante tres días, la capital se quedará en paños menores para dar fe de las nuevas tendencias a través de los diseños de más de 500 marcas, entre ellas algunas españolas como Desigual, Punto Blanco o la colección de ropa interior de Andrés Sardá.
La cita desterrará más de un mito. El primero: el 80% de las mujeres nunca ha usado un liguero. Presente sólo en el imaginario masculino, esta prenda es considerada más como un disfraz que como un complemento de uso cotidiano. Sólo el 28% de las mujeres posee una liga y, de ellas, el 36% asegura habérsela puesto sólo una vez o nunca, según resultados de un estudio realizado por el Salón.
El que hasta ahora era un básico en el armario íntimo es ahora prenda non grata. "El tanga ha tenido sus momentos de gloria en los años 90, durante el movimiento erótico-chic, pero esta tendencia ha cambiado con la vuelta al confort y el bienestar". La encargada de proclamar la paulatina desaparición de la prenda es Cécile Vivier-Guerin, la organizadora de la cita parisina.
Más fibra y menos encaje
Ante el frío valen más un par de calcetines de lana que una media de rejilla y ahora la ropa interior de sport le ha ganado la guerra a la de mírame y no me toques, estética a la vista pero incómoda en el uso. "El tanga sigue percibiéndose como una prenda sexy pero no es práctica, cómoda ni está de moda", dice Vivier Guerin.
Aunque la noticia no es nueva y la mayoría se cambió hace tiempo la chaqueta. Según una encuesta realizada por Kantar World Panel, el 52% de las mujeres prefieren el algodón al encaje y si hace tres años un 30% decía usar a diario el tanga, ahora el porcentaje se reduce al 25%. Considerado «inestético y poco cómodo», la mayoría se ha pasado a los shorts o culottes. Lástima para los varones, pues un 54% considera esta prenda el objeto sexy por excelencia, a pesar de que sólo un 3,3% da ejemplo y la usa. La mayoría de ellos (un 57%), de hecho, se decanta por los boxer, más prácticos.
La revolución no acaba ahí. La responsable del evento anuncia el retorno de la faja, conocida también bajo el eufemismo de culotte alto y eterna aliada para ocultar el michelín. Imprescindible hasta la Segunda Guerra Mundial, ahora hace su "gran retorno bajo una forma contemporánea y vanguardista". El armario de las abuelas parece competir ahora con la nueva temporada de las cadenas de lencería más conocidas. "La tendencia es la neofaja", explica la francesa, "para mantener el cuerpo esculpido".
Descasar los conjuntos
Otra moda es la de mezclar parte superior e inferior. Se acabó la tarea de revolver en el cajón para emparejar los conjuntos. Ahora sujetador y braga se pasan a la promiscuidad del juntos y revueltos. Una buena noticia para el 57% de mujeres que confiesa que no casa ambas prendas a la hora de vestirse.
Según el citado estudio, las francesas son las que mas cuidan su armario íntimo, al menos a la hora de pasar por caja. En 2011 se gastaron una media de 97 euros en ropa interior, seguidas de las inglesas y las italianas, mientras que en Europa el gasto medio fue de 79 euros.
Aunque invisible, la moda interior es uno de los sectores que menos ha sufrido la crisis. En 2011 registró una cifra de negocio de 2.600 millones de euros, un 1,5% más que en 2010. "Si antes había un icono, ese sería catwoman", ha dicho la directora del Salón a Le Monde. "El estar a gusto con el propio cuerpo y sentirse bien con una misma eso sí que es sexy hoy", añade.