El jueves debería ser la fecha definitiva. Ese día, como adelantó este diario, tendría que desenredarse el proyecto de fusión entre Caja España-Duero y Unicaja en una reunión que tiene previsto desarrollarse en el despacho de Jerónimo Martínez Tello, director general de Supervisión del Banco de España. Sin embargo, tratándose de Braulio Medel, el condicional parece el tiempo más adecuado para reflejar sus intenciones.La unión, que está en vía muerta desde hace meses, ha pasado al siguiente estado para el presidente de Unicaja: simplemente es inviable. Así lo argumentó Medel, el pasado viernes, a sus consejeros. "Explicó quela fusión no era viable y que habría que renegociar entero el protocolo de la fusión, especialmente el reparto de poder entre ambas entidades, tras las nuevas provisiones del ladrillo. La fusión no se puede hacer como está. Es inviable", aseguró el presidente de Unicaja en la reunión, según ha podido saber Vozpópuli. Con esa idea acudirá este jueves al Banco de España. Un encuentro sin término medio. "O se rompe, como quiere Medel, o se cierra de una vez por todas. Pero lo que el Banco de España no debería permitir que se salga de allí sin una solución definitiva", aseguran fuentes del sector.
En caso de romperse la fusión, en el sector se da por sentado de que el Banco de España no permitirá a Unicaja afrontar ningún nuevo proceso de unión tras no concretar el acercamiento con Cajasur y CCM, con quien tuvo bastante avanzadas las negociaciones, ambas casualmente intervenidas. Esa posibilidad ya se empieza a barruntar si, finalmente, se rompe la unión con Unicaja. "La situación sería muy delicada porque, desde luego, no hay ningún inversor en cartera que vaya a poner el dinero que necesita la institución. El futuro común con Unicaja hizo que no se solicitara ayuda al FROB, en forma de acciones, en diciembre para cumplir con las exigencias de capital. Si a eso le añadimos los nuevos requerimientos de provisiones para los activos inmobiliarios que tendría que hacer Caja España-Duero, la situación sería límite", admiten un par de consejeros de las cajas castellanoleonesas.
Unicaja informó hace unas semanas a la CNMV de que sus necesidades de provisiones para limpiar todo su ladrillo se cifraban en 691 millones. En el caso de Caja España-Duero, el Plan de Guindos le obliga a realizar provisiones por valor de 1.140 millones. Además, en el caso de romperse la fusión, la entidad castellana tendría que conseguir otros 463 millones para cubrir el impacto del decreto de recapitalización bancaria del anterior Gobierno socialista.
Ante las dudas que se ciernen sobre el proceso, los miembros del consejo de administración de las dos cajas han solicitado, en reiteradas ocasiones, encuentros tanto con Evaristo del Canto como con el director general del nuevo banco para que les informe del estado de las negociaciones de la fusión. "No quieren montar ninguna reunión informativa aduciendo que el encuentro supondría unos costes que hay que evitar. Tampoco nos informa por teléfono. La falta de transparencia es total", aseguran desde el consejo de una de las dos cajas.
El parón de las negociaciones entre ambas directivas es total desde el pasado 7 de septiembre de 2011. En esa fecha, los consejos de administración de Caja España-Duero y Unicaja aprobaron el contrato de integración. El pacto de integración, notificado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, variaba el reparto de poder en el nuevo banco: del 63%, para Unicaja; 37%, para Caja España-Duero, inicial (marzo de 2011) se pasó al 70%-30%, para la entidad malagueña.
El único dato nuevo que ha salpicado el proceso desde entonces ha sido la propuesta laboral que realizó Medel a los sindicatos para la integración: ajuste de plantilla de 1.800 empleados, como adelantó este diario. La propuesta por los sindicatos fue rechazada desde el primer momento. Desde entonces, las negociaciones no avanzan porque Medel se niega a reconsiderar su postura de salida de trabajadores.