(Cap. XXVIII)
Ana vuelve a sentir la soledad de capítulos anteriores. Álvaro Mesia, por la amistad que tiene con el ex-regente, empieza a estrechar el cerco. Víctor Quintanar no se entera, distraído con sus aficiones cinegéticas, literarias, y con los agradables ratos que la compañía de Frígilis le depara. El retroceso de Fermín de Pas es notorio. La regenta cae en las redes de Álvaro Mesia y un amanecer Víctor Quintanar descubre a los amantes, avisado por la criada Petra, que ya lo había contado antes al Magistral. Éste instiga a Víctor —partidario de una solución pacífica—, a formalizar un duelo para lavar su honra. El ex-regente acude al duelo. Un tiro de Álvaro Mesia en la vejiga lo mata. Álvaro Mesia huye. Ana Ozores enferma y piensa en suicidarse. Queda sola, únicamente Frígilis —el antiguo amigo de la familia— la ayuda. La ciudad de Vetusta ceba en la regenta su envidia despiadada. Pasado el verano, decide confesarse con el Magistral. Vuelve a la Catedral, pero Fermín de Pas la rechaza cruelmente.
La ciudad había terminado por devorarla.
Leopoldo Alas "Clarín y Vetusta (la Catedral de Oviedo) con la escultura de la Regenta
«Alrededor de la catedral se extendía, en estrecha zona, el primitivo recinto de Vetusta. Comprendía lo que se llamaba el barrio de la Encimada y dominaba todo el pueblo que se había ido estirando por el Noreste y el Sudeste. Desde la torre se veía, en algunos patios y jardines de casas viejas y ruinosas, restos de la antigua muralla, convertidos en terrados o paredes medianeras, entre huertos y corrales. La Encimada era el barrio noble y el barrio pobre de Vetusta. Los más linajudos y los más andrajosos vivían allí, cerca unos de otros, aquellos a sus anchas, los otros apiñados. El buen vetustense era de la Encimada.»
Este barrio de la Encimada, era el barrio de la Catedral, en donde convivía la nobleza y la clase proletaria (casi invisibles para la nobleza, pero visibles para Clarín) . Es el barrio, el espacio principal de La Regenta y de los demás personajes.
Por último el Capítulo I: la descripción de Vetusta (la ciudad de Oviedo), auténtica protagonista de la narración (el mismo Clarín apuntó: ¿no puede ser protagonista de un libro un pueblo entero?); Vetusta es un personaje más en la novela, con un "estómago pesado" que hace la digestión del cocido y la olla podrida.
La heroica ciudad dormía la siesta. El viento Sur, caliente y perezoso, empujaba las nubes blanquecinas que se rasgaban al correr hacia el Norte.[...]
Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacía la digestión del cocido y de la olla podrida, y descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana de coro, que retumbaba allá en lo alto de la esbelta torre en la Santa Basílica. La torre de la catedral, poema romántico de piedra, delicado himno, de dulces líneas de belleza muda y perenne, era obra del siglo diez y seis, aunque antes comenzada, de estilo gótico, pero, cabe decir, moderado por un instinto de prudencia y armonía que modificaba las vulgares exageraciones de esta arquitectura.