Según Naciones Unidas, en 2.100 habitarán la Tierra unos 10.000 millones de personas.
Stephen Emmott, director del Laboratorio de Ciencia Computacional de Microsoft en Oxford, dibujó en una reciente y aclamada conferencia, una visión aterradora sobre un mundo superpoblado. El analista Holly Ellyatt reflexiona en la CNBC sobre esta conferencia titulada: "Diez mil millones", y entrevista al propio autor que defendió su visión de un mundo parecido a "un infierno viviente": "Estoy aquí porque estoy preocupado", comenzó el científico informático su presentación en tonos sombríos ante una audiencia silenciosa y expectante en Londres. "Estoy preocupado por el estado del planeta."
Ellyatt procedió a narrar su visión de un mundo que será un "infierno viviente" en el que estaremos en guerra por la tierra, los alimentos y el agua, en una población mundial de 10 mil millones luchando por los recursos.
En efecto, la migración a finales de siglo no estará motivada por elección o por la necesidad económica, sino por razones de supervivencia humana.
"En 2100, los términos 'conflicto climático', 'guerras del agua' y 'conflicto de recursos' serán habituales en algunas partes del mundo", dijo Emmott en la CNBC. "Yo preveo un mundo con una grave crisis agrícola y de agua como resultado del crecimiento de la población, la degradación del suelo y el cambio climático".
Emmott cree que la temperatura media mundial podría aumentar hasta 6° C en 2100, una posibilidad "absolutamente catastrófica".
Según la gente huya a climas más fríos, Gran Bretaña militarizará sus fronteras para evitar la inmigración masiva. "Migrante climático" podría convertirse en un término cotidiano, dijo.
De hecho, "estaremos jodidos", cuando la población mundial llegue a 10 mil millones a menos que dejemos de tener hijos y frenemos nuestro desenfrenado uso de energía y agua, afirma Emmott, desgranando hechos cotidianos para ejemplificar el uso diario de energía.
La producción de una sola taza de café requiere 100 litros de agua, mientras que una barra de chocolate necesita 27.000 litros. Incluso una simple búsqueda en ordenador consume la misma energía que una tetera hirviendo.
Emmott se ganó al público con estadísticas relacionadas con nuestra vida cotidiana. "The Times", calificó la conferencia como "absolutamente apasionante", mientras que el "Financial Times" la definió como "uno de los espectáculos más inquietantes que he visto en un escenario."
Emmott impresionó a los asistentes porque, lejos de ser un analista climático radical o un defensor del medio ambiente, él y su equipo de Oxford son mesurados, y usa una metodología científica para la investigación del cambio climático.
Dijo que la idea de una conferencia pública se produjo para comunicar a los no-científicos, y al público en general la naturaleza de los ecosistemas y nuestro consumo.
Por ejemplo, cuando Rusia sufrió en 2010 su peor sequía en 50 años, perdiendo un 40 por ciento de su producción esperada de 100 millones de toneladas, la nación restringió sus exportaciones para garantizar cumplir la demanda interna.
Eso llevó a una escasez de alimentos y disturbios en los países que dependen de la importación de trigo de Rusia, en particular en la India y Pakistán. Tales deformaciones de mercado se volverán más comunes en el futuro, dijo Emmott.
"La gente dice que la tecnología será nuestra manera de salir de esto, pero no estoy convencido de ello... para evitar algún resultado catastrófico, vamos a cambiar radicalmente la forma en que vivimos y nuestras economías, principalmente, consumiendo mucho, mucho menos. Yo no estoy confiado en absoluto, para ser honesto", agregó.
Sin embargo, el doctor Tim Fox, responsable de energía y medio ambiente en el Instituto de Ingeniería Mecánica, refuta la idea de que todos estamos "jodidos".
Reconoció los retos en el crecimiento de la población mundial, pero sigue confiando en que los avances técnicos y tecnológicos podrían fácilmente responder a las demandas de aumentos de alimentos, agua, energía y vivienda.
Fox y su equipo de investigadores, procedentes de diversos campos técnicos, pronosticaron que el crecimiento de la población mundial será menor a las predicciones alarmistas de Emmott o de las Naciones Unidas.
En su informe de enero de 2012 "Un planeta, ¿demasiada gente?", Fox y sus colegas predijeron que los desafíos planteados por una población mundial de 10 mil millones pueden ser fácilmente resueltos por la tecnología y la ingeniería.
"En nuestro estudio sobre el crecimiento de la población, llegamos a la conclusión de que la ingeniería tiene el conocimiento teórico y técnico para responder adecuadamente a los desafíos que el planeta tendrá en 2075", dijo a la CNBC.
"Al final se trata de si las finanzas, la política, la ética y la empatía -y el espíritu humano- se aunarán para encontrar una solución. Definitivamente estoy en el otro extremo del espectro del profesor Stephen Emmott", continuó Fox.
"Lo que la historia nos ha enseñado es que los seres humanos son innovadores y el espíritu humano es muy profundo. Como se suele decir: La naturaleza es la madre de todas las invenciones, y siempre hemos logrado hacer frente a supuestos problemas de crecimiento de la población".
El doctor Fox desestimó los temores sobre el crecimiento demográfico y la escasez de alimentos. El problema no es la escasez de alimentos, afirmó, es el desperdicio de alimentos.
"Tenemos que desperdiciar menos. En el mundo desarrollado desperdiciamos el 25 por ciento de los alimentos producidos entre el supermercado y la boca. El mundo en desarrollo pierde entre el 30-90 por ciento de los alimentos entre el campo y el mercado."
"La tecnología y la mejor educación práctica puede resolver esto", dijo. Aunque se dañen los cultivos por la sequía, Fox dijo en la CNBC que la ingeniería genética y la creación artificial de carnes y proteínas pueden resolver esto.
La preocupación de los líderes mundiales, desde el G-20 al Banco Mundial, por la seguridad alimentaria futura después de sucesos como la sequía de este año en EE.UU., está provocando que crezca el impulso de invertir en nuevas tecnologías para ayudar a adaptarse al cambio global.
"Siempre hay una solución. Se trata de encontrar un camino a seguir que sea sostenible en términos económicos, medio ambientales y sociales y que tenga la vista puesta en el futuro ", concluyó. "En última instancia, el espíritu humano se impondrá".